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Antes de dudar de la miel, pregunta qué hay en tu ensalada

  • beelifeeu
  • 13 de junio
  • 3 min leer

Los recientes titulares sobre rastros de pesticidas en la miel han despertado la preocupación de los consumidores, pero pero seamos claros: la miel sigue siendo uno de los productos más puros y naturales de nuestra dieta. El problema no son las abejas ni sus productos, sino el entorno agrícola en el que viven (y vivimos).


En un paisaje donde las frutas y verduras se tratan habitualmente con pesticidas sintéticos o los animales de granja con antibióticos u otros productos veterinarios, a menudo directamente, la miel destaca. Las abejas recolectan el néctar de las flores silvestres y los cultivos y lo convierten en un alimento dorado y rico en enzimas que los seres humanos han apreciado durante milenios. A diferencia de muchos cultivos, la miel no se rocía, recubre ni procesa. Lo que acaba en el tarro es simplemente lo que la naturaleza -y las abejas- proporcionan.


¿Por qué tanta preocupación?


No se trata de las prácticas de producción de miel. Se trata de a qué están expuestas las abejas en el paisaje que todos compartimos. Las abejas son centinelas del medio ambiente. Cuando los residuos de pesticidas aparecen en la miel, revelan un problema mucho mayor que la colmena: un problema que afecta a los polinizadores, a la seguridad alimentaria y a la salud humana por igual.


Un reciente informe de la EFSA (Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria) concluye que es mucho más probable que las frutas y verduras superen los límites de residuos de plaguicidas que la miel. De hecho, las muestras de miel de toda Europa estaban muy por debajo de los umbrales legales de seguridad. La verdadera señal de alarma es el uso generalizado de productos químicos en la agricultura convencional, sustancias que se sabe que dañan a las abejas, permanecen en el suelo y el agua y entran en nuestra cadena alimentaria. cadena alimentaria.1


Como consumidores, no debemos dejarnos llevar por el pánico, sino por la concienciación y el empoderamiento. Elegir miel de fuentes locales de confianza apoya tanto la agricultura sostenible como a los apicultores que están dando la voz de alarma. Estos productores no piden normas más blandas, sino controles más estrictos de las sustancias peligrosas, una mayor aplicación de la normativa y un cambio cultural hacia una agricultura responsable.


Al fin y al cabo, las abejas no están solas en esto. Respiramos el mismo aire, bebemos la misma agua y comemos los alimentos que crecen en los mismos campos. Su seguridad es nuestra seguridad. Su resistencia es una medida de la nuestra.


Así que sigue disfrutando de la miel, ¡pero lee también las etiquetas! Pregunte de dónde proceden sus alimentos y cómo se han producido. Pida alimentos de alta calidad, sin sabores ni residuos. Apoye políticas y prácticas que protejan tanto a los polinizadores como a las personas. Porque, al fin y al cabo, el problema no es la miel, sino un sistema que tiene que cambiar y todos tenemos un papel que desempeñar para lograr ese cambio.


Notas al pie

1. "Los resultados del HBM crean una base científica para proteger la salud de los grupos de población más vulnerables. Por lo general, los niños pequeños presentan mayores concentraciones de la mayoría de los contaminantes químicos por kilogramo de peso corporal que los grupos de mayor edad. Esto es válido para una serie de plaguicidas modernos y componentes plásticos. Los niños pequeños son especialmente vulnerables a desarrollar efectos adversos para la salud en etapas posteriores de su vida cuando están expuestos en los primeros años". Programas de biovigilancia humana: importancia para proteger la salud humana de los efectos negativos de las sustancias químicas - Organización Mundial de la Salud Región Europea - pg.4 (...)"La exposición a plaguicidas organofosforados está asociada con la pérdida de CI, el retraso mental y el TDAH. Los niveles internos determinados por HBM de exposición a organofosforados en poblaciones de la UE se asociaron con 13,0 millones (análisis de sensibilidad: 4,2 millones a 17,1 millones) de puntos de CI perdidos al año y 59 300 (análisis de sensibilidad: 16 500 a 84 400) casos de discapacidad intelectual, con un coste anual de 146 000 millones de euros (análisis de sensibilidad: 46 800 millones a 194 000 millones). Programas de biovigilancia humana: importancia para proteger la salud humana de los efectos negativos de las sustancias químicas - Organización Mundial de la Salud Región Europea - pág. 7

 
 
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